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miércoles, 11 de septiembre de 2013

GUERRERO

Un fin de semana en la montaña le pedí a mi hermano pequeño (¡¡se lo tuve que pedir!!) que me dejara hacerle un gorro. Me hacía ilusión que vistiera un gorro mío en la nieve. ¿Qué mejor lugar para llevar un gorro? Así que le pedí que me diera instrucciones precisas de lo que quería.


"Que esté pegado a la cabeza. Que me cubra las orejas. Y, como ahora llevo el pelo muy corto, le haces una prolongación en el cogote para que no pase el frío por ahí.
Y frente a la chimenea me puse a hacerle el gorro siguiendo las demandas una a una. Cuando se lo puso parecía un guerrero romano con casco, y los colores favorecían ese efecto: gris, negro y verde botella. No era lo que entendemos como bonito, pero era lo que él pedía.
Una amiga lo cogió para curiosearlo y se lo puso, pero con la cobertura de la nuca como visera. ¡Le quedaba genial! Nos lo fuimos probando todas las que estábamos allí y el resultado era idéntico en todas. 
Allí nació EL GERRERO.

Aquí el Guerrero de mi hermana (donación temporal para la sesión de fotos).
Le sienta ¡de lujo! Y es abrigado...

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